Otro problema clave que ha resaltado la COVID-19 es el desperdicio de alimentos. Este ha sido un desafío mundial durante mucho tiempo. Según un estudio realizado para la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano se desperdicia, y recuperar solo la mitad de eso sería suficiente para alimentar a todo el mundo.
Sin embargo, históricamente este tema nunca ha logrado imponerse a los consumidores. Esto se debe en parte a que, impulsados por los medios de comunicación y las iniciativas gubernamentales, los consumidores han dado prioridad a abordar los residuos de envasado, en especial el plástico, como forma de hacerse cargo de las preocupaciones medioambientales.
Por el contrario, se ha prestado menos atención al desperdicio de alimentos. Además, el desperdicio de alimentos es un problema complejo que se produce en toda la cadena de valor, lo que hace difícil que los consumidores lo comprendan. Sin embargo, la concienciación sobre el problema ya iba en aumento y la pandemia solo la aceleró, porque puso de relieve el desperdicio y las deficiencias de la cadena de suministros de alimentos. Un informe de la OCDE describe "tensiones sin precedentes", con "cuellos de botella en el trabajo agrícola, el procesamiento, el transporte y la logística, así como cambios trascendentales en la demanda", todo lo cual ha sido muy evidente.
En los primeros días de la pandemia, era común que los estantes de los supermercados estuvieran vacíos, aunque se veía exacerbado por la prisa de los consumidores por acumular alimentos, lo que resultó particularmente impactante para los consumidores de países desarrollados que nunca habían conocido la escasez. Mientras tanto, los productores de lácteos vertían miles de litros de leche por el desagüe y en los campos se pudrían los cultivos.
La pérdida y el desperdicio de alimentos en los países industrializados son tan altos como en los países en desarrollo, pero su distribución es diferente. En los países en desarrollo, más del 40 % de las pérdidas de alimentos se produce después de la cosecha y durante el procesamiento. En los países industrializados, más del 40 % se produce a nivel del minorista y del consumidor. En la Unión Europea, los hogares generan más de la mitad del desperdicio total de alimentos (47 millones de toneladas), con el 70 % del desperdicio de alimentos generado en los hogares, el servicio alimentario y el comercio minorista.
Una investigación que realizamos en las redes sociales muestra que este ha sido un tema candente en línea. En los Estados Unidos, son muchos los consumidores han manifestado su desesperación porque los bancos de alimentos se están quedando sin comida a pesar de los altos niveles de desperdicios que se generan a lo largo de toda la cadena de suministros. Como resultado, esperan que los fabricantes aborden el problema, especialmente a través del uso de tecnología.
Los consumidores también están reflexionando sobre su comportamiento individual y sobre hábitos de consumo más amplios. Además, ha habido un debate importante en torno a iniciativas como las medidas para prohibir que los restaurantes boten alimentos y sobre proyectos locales de compostaje.
La necesidad de ahorrar también ha generado una conversación sobre cómo las personas pueden reducir el desperdicio de alimentos para estirar aún más el presupuesto para comprar comestibles.
Más de tres cuartos de los consumidores (77 %) ahora ven el desperdicio de alimentos como una preocupación, y limitarlo se considera una de las tres principales prioridades de los fabricantes. Muchos fabricantes (y minoristas) son conscientes de la importancia de este problema y ya han establecido objetivos para reducir el desperdicio de alimentos. Por ejemplo, los miembros del Foro de Bienes de Consumo se han comprometido a reducir a la mitad el desperdicio de alimentos en sus operaciones para 2025 (descargue el informe completo para obtener más información al respecto).
Mientras tanto, la ONU estableció recientemente un Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos anual, que se conmemoró por primera vez el 29 de septiembre de 2020. "[Este día] se produce durante la pandemia mundial de la COVID-19 que ha provocado un despertar mundial con respecto a la necesidad de transformar y restablecer el equilibrio de la forma de producir y consumir los alimentos", se indicó en un comunicado de la ONU.
La legislación también está en proceso. Como parte de la nueva estrategia De la granja a la mesa, elemento clave del Pacto Verde Europeo, la Unión Europea intensificará su acción para evitar la pérdida y el desperdicio de alimentos a lo largo de toda la cadena de valor alimentaria. Esto incluye objetivos jurídicamente vinculantes respecto de la reducción del desperdicio de alimentos para 2023. Al igual que con la inocuidad alimentaria, los consumidores buscarán cada vez más transparencia en toda la cadena de suministros como garantía de que se está abordando el desafío del desperdicio de alimentos de manera correcta.
I-Mei, productor taiwanés de alimentos y bebidas, está trabajando para disminuir el desperdicio de alimentos y convirtió el okara (las partes insolubles que quedan después de filtrar el puré de soja para producir leche de soja y tofu) en un ingrediente de alto valor. Al reutilizar creativamente estos desechos de producción, I-Mei aborda un desafío común en la industria de las bebidas de origen vegetal.
Rica en fibra, el okara forma parte de las cocinas tradicionales de Japón, Corea y China, pero antes se descartaba, lo que generaba un importante desafío de eliminación para los actores de la industria, incluido I-Mei. Tetra Pak trabajó con ellos para desarrollar una solución de procesamiento de semillas enteras que pudiera capturar este material no deseado e incorporarlo en sus bebidas de leche de soja, creando un producto premium con alto contenido de fibra sin azúcar agregada, excelente sabor y una agradable y suave textura en boca.
Envasada en envases Tetra Top® Nallo de 330 ml y Tetra Rex® de 1 l, la leche de soja entera es un concepto nuevo sobre el cual I-Mei sigue educando a los consumidores a través de campañas sobre la línea y bajo la línea.
Descargar caso de estudio: Tetra Pak ayuda a I-Mei a reducir el desperdicio de alimentos
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