Tras el medio ambiente, la salud se erige como la segunda mayor preocupación para los consumidores en todo el mundo (un 46 % de ellos así lo afirma). Históricamente, se han venido tratando estas dos acuciantes inquietudes por separado. Sin embargo, a medida que los problemas medioambientales pasan a ser más evidentes en la vida diaria, la inquietud de los consumidores sobre su impacto directo en la salud va creciendo.
De hecho, el 59 % de todos los consumidores piensa ya que los problemas ambientales afectan en gran medida a su salud y su bienestar. Y cuando observamos cuáles son las cuestiones ambientales y de salud más preocupantes, vemos como, en ambas, se encaraman a lo más alto de la calificación los mismos factores: la contaminación del aire y del mar, los microplásticos y la calidad deficiente del agua potable.
Los consumidores también ven una correlación entre la salud y el medio ambiente en los productos que compran. Casi la mitad (47 %) piensa que lo que elige comprar pensando en su salud repercutirá sobre el medio ambiente. Y algunos también ven un vínculo en la otra dirección: el 37 % de los consumidores que tiene previsto comprar más productos respetuosos con el medio ambiente dice que tendrá un impacto positivo sobre su salud física, y el 18 % cree que también mejorará su salud mental.
Cuanto más se preocupan los consumidores por el medio ambiente, más conscientes son también de su salud. Entre los más preocupados por el medio ambiente, dos tercios piensan que los problemas medioambientales afectan en gran medida a su salud y su bienestar (un 7 % por encima del promedio).
Este grupo también cree firmemente que la salud física y mental son las principales preocupaciones de la sociedad, y es mucho más probable que estén dispuestos a sacrificar la comodidad y a pagar más por productos saludables. Además, en nuestras entrevistas, muchos relatan también experiencias personales de problemas de salud causados por problemas ambientales o el estilo de vida moderno.
Si bien la concienciación sobre la convergencia de la salud personal y la del planeta aumenta a nivel mundial, el nivel de madurez varía según los países. Sin embargo, y como muestran nuestros informes de Cultural Insight Network, un factor impulsor del cambio positivo en casi todas partes es la juventud.
Los jóvenes quieren y esperan vivir más y con mejor salud que sus padres. Además, su uso de las redes sociales, su propia experiencia del cambio climático y la visibilidad global de los jóvenes activistas los instan a actuar de manera más responsable hacia el medio ambiente.
En nuestras entrevistas con los consumidores, se menciona a menudo cómo los comportamientos y hábitos relacionados con los alimentos (suministro, producción, preparación y envasado y consumo) tienen un impacto negativo tanto en el medio ambiente como en la salud. Los ejemplos citados de problemas de salud incluyen alergias infantiles, TDA y obesidad, que algunos creen que están causados por factores ambientales como alimentos y pesticidas genéticamente modificados, exceso de azúcar, aditivos artificiales, etc.
Si se cambian los hábitos de consumo suele ser principalmente por motivos de salud, que llevan a los consumidores a elegir productos orgánicos, producidos localmente y menos procesados, con menos azúcar y listas de ingredientes más reducidas.
En EE. UU. y Reino Unido, en particular, algunos consumidores consideran que la carne y los lácteos repercuten negativamente sobre el medio ambiente, por lo que han reducido su consumo, y citan sobre todo la soja como sustituto (aunque los niños, en su gran mayoría, siguen bebiendo lácteos). Muy pocos mencionan que la avena sea mejor para el medio ambiente que la soja, lo que sugiere que el impacto medioambiental relativo de las leches de origen vegetal no se termina de entender.
Sin embargo, sustituir los productos lácteos parece ser un lujo para los adultos occidentales, aunque no es algo que preocupe a los consumidores brasileños, indonesios y sauditas, por ejemplo, donde los productos lácteos se consideran más que necesarios para una dieta saludable.
En la industria lechera mundial hay un fuerte impulso hacia productos de mayor valor añadido. El yogur es un buen ejemplo. Está experimentando un excelente crecimiento en muchos mercados, especialmente en China, y en consecuencia, las marcas se esfuerzan por introducir gamas más amplias, incluidas variedades que satisfagan la creciente demanda de productos de "etiquetado limpio" más naturales y sin aditivos. Sin embargo, esto puede suponer todo un desafío técnico.
El yogur es un producto especial y bastante sensible. Si bien puede ser muy natural, al constar tan solo de un cultivo bacteriano iniciador añadido a la leche, a lo largo de los años las marcas vienen agregando diversos ingredientes para controlar su estabilidad, viscosidad, textura, sabor y sensación en la boca, y así sucesivamente.
Para crear yogur de etiquetado limpio, las propiedades y efectos de cada ingrediente, y cada paso del procesamiento, deben equilibrarse para obtener un resultado uniforme que satisfaga las necesidades del consumidor. En general, cuanto más sensible y controlado sea el procesamiento, menos aditivos se requerirán y más natural será el producto final. A modo de orientación para lograr esto, Tetra Pak ha confeccionado un informe técnico titulado Introducing Clean Label Yoghurt: Designing Alternatives to Additives (Presentamos el yogur de etiquetado limpio: diseño de alternativas a los aditivos).
Leer más y registrarse para descargar el informe técnico: Presentamos el yogur de etiquetado limpio
Lea la siguiente sección: la responsabilidad individual está aumentando